El padecimiento de condiciones de violencia contra casi ocho millones de mujeres indígenas, que se traducen en abusos, agresiones físicas, morales y de violencia familiar, ha sido denunciado a través de un informe elaborado por la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) y que, a su vez, exhorta a adoptar una serie de iniciativas para desarrollar al pueblo indígena, así como a mejorar las condiciones de vida de las mujeres aborígenes.
En el informe, la secretaria de la Comisión de Igualdad de Género de la Cámara de Diputados, Dora María Guadalupe Talamante, anunció que la mayoría de las mujeres indígenas sufre una situación inhumana, mientras no tiene acceso a los servicios de salud y educación.
«Las mujeres indígenas desempeñan un papel esencial en la recomposición del país, por lo que es necesario que las grandes distancias entre marginalidad y justicia social se reduzcan, dando lugar a nuevos modelos de desarrollo de acuerdo con sus expectativas culturales, sociales, políticas, económicas y justicia”, declaró Guadalupe Talamante.
Talamante, subrayando la igualdad política para la comunidad indígena, exigió políticas públicas para garantizar que las nativas puedan vivir libres de violencias y tengan acceso a sus derechos a la educación y la salud.
La comunidad indígena mexicana, distribuida por toda la nación centroamericana, conforma casi 15 millones de toda la población; una amplia franja poblacional que sufre muy difíciles situaciones de vida, entre ellas la violencia perpetrada contra sus mujeres y niños.
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